Tras una larga búsqueda en varias regiones chilenas, François Lurton implantó sus viñedos en un terruño virgen, con un suelo pobre, un clima sano y equilibrado: el valle de Lolol. Aquí creó su primera bodega, convirtiéndose en pionero en esta valle. Aprovechando su experiencia, adquirida en todo el mundo, y una viticultura respetuosa con el medio ambiente (biodinámica), Lurton elabora aquí unos vinos extraordinarios.